lunes, 28 de enero de 2013

FIVE O'CLOCK TEA

Pase usted primero,
beso a usted la mano,
de ningún modo,
de ninguna manera.

Comtesse:
Votre coeur es un pájaro,
un tierno pajarito prisionero en la jaula del pecho,
que suspira de amor por un dulce bigote apasionado,
porque j'aime,
tu aimes,
il aime,
si olvidasteis que el mar es como un fondo neutro para el flirt,
si no fuera incorrecto hablaros de la orificada tortilla
y comparar vuestro traje color de vino
con un rubí derretido.

Encantado,
encantada,
todos estamos encantados,
conmovidos,
gracias,
de nada.

¿Cree usted seriamente que la filosofía es como un cigarrillo
o unos pantalones de golf?

Champignon,
poil de carotte,
pommes de terre.

El aire está demasiado puro para mandaros a la merde,
y yo, Madame, demasiado aburrido.
                                                   Adieu.

Rafael Alberti: Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos (1929)

lunes, 21 de enero de 2013

ÑAM-ÑAM

Ñam-ñam en la carne blanca
los dientes negros —ñam-ñam.
Las tijeras de las bocas
sobre los muslos —ñam-ñam.
Van y vienen las quijadas
con sordo ritmo —ñam-ñam.
La feroz noche deglute
bosques y junglas —ñam-ñam.

Ñam-ñam. África mastica
en el silencio —ñam-ñam,
su cena de exploradores
y misioneros —ñam-ñam.
Quien penetró en Tanganica
por vez primera —ñam-ñam;
quien llegó hasta Tembandumba
la gran matriarca —ñam-ñam.

Ñam-ñam. Los fetiches abren
sus bocas negras —ñam-ñam.
En las pupilas del brujo
un solo fulgor —ñam-ñam.
La sangre del sacrificio
embriaga el tótem —ñam-ñam,
y Nigricia es toda dientes
en la tiniebla —ñam-ñam.

Asia sueña su nirvana.
América baila el jazz.
Europa juega y teoriza.
África gruñe: ñam-ñam.

Luis Palés Matos: Tuntún de pasa y grifería (1937)

lunes, 14 de enero de 2013

SOLEDAD HABITADA

La soledad marina que convoca a los peces,
la soledad del cielo, herida por las alas,
se prolongan en ti sobre la tierra
soledad despoblada, soledad habitada.

Las hojas de árbol solas, cada una en su sitio,
saben que les reservas una muerte privada.
No te pueden tragar, a mordiscos de música,
con su boca redonda el pez y la guitarra.

Cargada de desierto y de poniente
andas sobre el planeta, de viento disfrazada,
llenando cuevas, parques, dormitorios
y haciendo suspirar a las estatuas.

A tu trampa nos guías
con tu lengua de pájaro o lengua de campana.
En tu red prisioneros para siempre
roemos el azul de la infinita malla.

Te hallas en todas partes, Soledad,
única patria humana.
Todos tus habitantes llevamos en el pecho
extendido tu gris, inmensurable mapa.

Jorge Carrera Andrade: País secreto (1939)

domingo, 6 de enero de 2013

TE QUIERO

Te quiero.

Te lo he dicho con el viento,
jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano tempestuoso;

te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;

te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;

te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino;

te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;

te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.

Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.

Luis Cernuda: Los placeres prohibidos (1931)

martes, 1 de enero de 2013

LA ARDIENTE OSCURIDAD

Hemos muerto.

Todos en esta casa han abierto las ventanas
                            han dejado libre al silencio
              y al tiempo que nos busca.

Las viejas grietas
buscan su desembocadura.

Las sombras rasgan las paredes
                            de la incertidumbre.

El aire, viciado de recuerdos
asfixia los platos vacíos.

El cielo ha olvidado su nombre
y quiere bebernos en la tempestad.

Caen las plumas de los nidos
y las cáscaras de sus vuelos.

Hambrientos de abismo
                            oscurecemos
lamemos la cornisa de las tardes.

En esta casa
invadida de pájaros de humo
sólo la noche
              nos sepulta.

Jorge Valbuena: La danza del caído (2012)