El agua lenta
en su pausado desmembramiento
contra la roca agazapada
alcázar de estrellas sobre el olvido blanco
¿Quién habla a esta hora
perdida lámpara entre el alba y el ónice?
II
Atenta habías observado las cacerías de la nieve
sus pétalos ciegos persistir entre los haces últimos de luz
Entonces te vieron caminar hacia los confines de la ciudad
No intentaron detenerte
No podían
III
Después de larga jornada
trabaste amistad con viejos espejismos
fuiste su alimento
y sobre ti descendieron para nombrarte
bebiste venenos lánguidos
y fue álgida en tu carne la ceremonia del viento
IV
Árboles atormentados por el viento
despertaron un día en tu oído
Aquello que te revelaron
da vértigo ahora a sus cenizas
V
Andabas despreocupada en las calles vacías
En tu voz hablaban la sal
la vasta sed de los pájaros hipnotizados por el oleaje
Seré como los desiertos, dijiste
En tu silencio crepitaban falsos amuletos
las noches, en tu regazo,
cantaban las propiedades de la absenta y el láudano
Después llegaron los días de cacería
la pureza del polvo y de la luz
Nadie supo más de ti
VI
Despojada del tiempo y de sus básculas
como encalla el olvido
contra las paredes vacías del aire
Encendida danza de la esgrima
ahora que son vastos todos los desiertos
Patricio Briceño: El deshielo (2008)
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