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lunes, 27 de mayo de 2013

    ¡O llama de amor viva,
    que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
    Pues ya no eres esquiva,
    acaba ya si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.

    ¡O cauterio suave!
    ¡O regalada llaga!
¡O mano blanda! ¡O toque delicado,
    que a vida eterna sabe
    y toda deuda paga,
matando muerte en vida la has trocado!

    ¡O lámpara de fuego
    en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido
    que estaba obscuro y ciego
    con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!

    ¡Cuán manso y amoroso
    recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras
    y en tu aspirar sabroso
    de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!

San Juan de la Cruz (1542-1591)

sábado, 24 de diciembre de 2011

CÁNTICO (fragmento)

1

¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dexaste con gemido?
Como el ciervo huyste
aviéndome herido;
salí tras ti clamando y eras ydo.

2

Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas al otero,
si por ventura vierdes
aquél que yo más quiero,
dezidle que adolezco, peno y muero.

3

Buscando mis amores
yré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y passaré los fuertes y fronteras.

4

¡O bosques y espesuras
plantadas por la mano del Amado!,
¡o prado de verduras
de flores esmaltado!,
dezid si por vosotros ha passado.

5

Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura;
y, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dexó de fermosura.

6

¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
Acaba de entregarte ya de vero;
no quieras enviarme
de oy más ya mensajero
que no saben dezirme lo que quiero.

7
Y todos quantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déxanme muriendo
un no sé qué que quedan balbuziendo.

8

Mas, ¿cómo perseveras,
¡o vida!, no viviendo donde vives,
y haziendo porque mueras
las flechas que recives
de lo que del Amado en ti concives?

9

¿Por qué, pues as llagado
aqueste coraçón, no le sanaste?
Y, pues me le as robado,
¿por qué assí le dexaste,
y no tomas el robo que robaste?

10

Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshazellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para ti quiero tenellos.

11

Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

San Juan de la Cruz (1578)