lunes, 27 de mayo de 2013

    ¡O llama de amor viva,
    que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
    Pues ya no eres esquiva,
    acaba ya si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.

    ¡O cauterio suave!
    ¡O regalada llaga!
¡O mano blanda! ¡O toque delicado,
    que a vida eterna sabe
    y toda deuda paga,
matando muerte en vida la has trocado!

    ¡O lámpara de fuego
    en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido
    que estaba obscuro y ciego
    con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!

    ¡Cuán manso y amoroso
    recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras
    y en tu aspirar sabroso
    de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!

San Juan de la Cruz (1542-1591)

No hay comentarios:

Publicar un comentario