El agua de un éxtasis
a mi sed arroja
la eternidad.
Jorge Guillén
La sed, feliz, impaciente,
se sabe el único objeto de tu deseo,
de tu pasión borboteante;
se sabe la única llama de amor capaz de acallar
el temblor de tu dulce, fluyente cuerpo desnudo.
La sed, esa febril lujuria de la garganta,
aguarda por ti, desespera por ti,
oh juvenil agua enamorada,
sabiendo que vienes hacia ella,
que la persigues desde remotas distancias,
desde las entrañas recónditas de la Tierra,
en continua y ascendente carrera,
sorteando tortuosas capas y etapas,
sucesivos estratos, obstáculos,
—rocas, fósiles, metales—,
arrojada con decisión a su encuentro,
ansiosa de ser bien amada,
ávida, frenética,
torrente de amor en busca
de los labios donde la espera
el instante de la eternidad.
Joaquín Mattos Omar: Los escombros de los sueños (2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario