domingo, 23 de diciembre de 2012

CAMPOSANTO

Nada —me dicen. Sol inmenso. Esta sequía
torrencial en los campos últimos de la muerte...
Este sueño imantado y amarillo. La cal
sobre la que se hacinan, lentas, las lagartijas.

Nada —me dicen. Pero, ¿toda esta luz es nada,
aquí, si la pensamos con fe, si la miramos
aturdidos? Reseca flor de agosto, paciente
jardín, bajo este sol que todo lo deforma...

Nada —me dicen. Pero, ¿qué nos hace salir,
medio desnudos, solos, a pleno sol, un día
cualquiera como éste? Humilde cielo blanco
que entre cuatro paredes ha dispuesto su gloria:

no acierto a descifrar sus signos. Reconozco,
aquí, toda la luz posible, los destellos
que alumbran en nosotros casi todas las noches...
Nada —me dicen. Pájaros, flores secas, el mar

un poco más allá, no lejos. Me parece
todo —luz, tierra, cal, cielo, surco— la misma
cosa, bajo este sol que todo lo somete.
¿Para qué habré salido de casa esta mañana?

Vicente Valero: Teoría solar (1992)

domingo, 16 de diciembre de 2012

EL CRIMEN

Hoy he amanecido
como siempre, pero
con un cuchillo
en el pecho. Ignoro
quién ha sido,
y también los posibles
móviles del delito.

Estoy aquí
tendido
y pesa vertical
el frío.

He sido asesinado.
(Descarto la posibilidad del suicidio.)

La noticia se divulga
con relativo sigilo.

El doctor estuvo brillante, pero
el interrogatorio ha sido
confuso. El hecho
carece de testigos.
(Llamada la portera,
dijo
que el muerto no tenía
antecedentes políticos.
Es una obsesión que la persigue
desde la muerte del marido.)

Por mi parte no tengo
nada que declarar.
Se busca al asesino;
sin embargo,
tal vez no hay asesino,
aunque se enrede así el final de la trama.
Sencillamente yazgo
aquí, con un cuchillo...
Oscila, pendular y
solemne, el frío.
No hay pruebas contra nadie. Nadie
ha consumado mi homicidio.

José Ángel Valente: A modo de esperanza (1953-1954)

domingo, 9 de diciembre de 2012

"Qué es un fantasma, preguntó Stephen:
un ser que se desvanece hasta hacerse
impalpable: por muerte, por ausencia, por
cambio de costumbres"
Joyce

Sólo soy un fantasma
a una piedra atado, porque ningún hombre quiere saber
el secreto oscuro de la vida
de la vida que apesta, como mujer vencida
como derrota que soy yo, como silencio
estruendoso de la vida
que apesta más que un pedo
el silencioso pedo de existir
aun frente a los hombres, en pugna con la vida
en pugna con el recuerdo
y con el secreto
cruel de la existencia
donde como un marino holandés borracho me tambaleo
y sobre el papel hago eses
para olvidar que soy una serpiente
y sobre el papel sólo me veo,
como un papel que estruja una doncella,
menos que un hombre y menos que doncella
menos aun que un árbol y menos que la nada.

Leopoldo María Panero: Danza de la muerte (2004)

lunes, 3 de diciembre de 2012

MANUSCRITO

Voy a escribir la historia de mi cuerpo entre tus manos. Me fue naciendo como una nueva muda de culebra. Floreció bajo el sol y se llenó de begonias, bromelias y cometas ante tus ojos y mis ojos asombrados. Mi cuerpo, cuando lo cercan tus brazos, se convierte en caballo, en yegua, y sale a galopar por el placer de un beso. Se llena de hiedra para escalar las paredes de tu corazón y cubrirlo de susurros nacidos desde la misma entraña de la tierra. Mi cuerpo, con todos sus resquicios impredecibles, rasga la noche con su cantar de guitarra del monte y enciende la oscuridad con su brillo de luciérnaga. Se pierde en vos con el abandono de un niño y abre sus ventanas de par en par para recibir la honda caricia, el pensamiento convertido en libélula alada, incitando a la selva a despertarse con su crujido de ramas. Mi cuerpo se vuelve planeta inexplorado donde posa el tuyo su navío del espacio; tiembla con la energía de un nuevo continente que se formó después de cataclismos sin nombre y sin historia.

Mi cuerpo desde siempre parece haberte querido, haberte estado esperando.

Se ha revelado desnudándose como una cueva que necesita de tu palabra para abrir su secreto ante la magia de tu sonrisa, de tu cercanía, ante vos que te sabías la combinación oculta desde antes de tener memoria.

Gioconda Belli: Línea de fuego (1978)