Todos en esta casa han abierto las ventanas
han dejado libre al silencio
y al tiempo que nos busca.
Las viejas grietas
buscan su desembocadura.
Las sombras rasgan las paredes
de la incertidumbre.
El aire, viciado de recuerdos
asfixia los platos vacíos.
El cielo ha olvidado su nombre
y quiere bebernos en la tempestad.
Caen las plumas de los nidos
y las cáscaras de sus vuelos.
Hambrientos de abismo
oscurecemos
lamemos la cornisa de las tardes.
En esta casa
invadida de pájaros de humo
sólo la noche
nos sepulta.
Jorge Valbuena: La danza del caído (2012)
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