lunes, 15 de julio de 2013

PUERTO SIN ROSTROS (fragmento)

                         XLVII

había una vez una mujer
que no me dejaba dormir
aprendidas las formas
de comunicarme con su voz
descubrí en su foto
que lo más inasible
eran los ojos atardecidos
                                        llenos de garúa
había una vez una mujer de un ghetto
que tenía gestos de tul
ahora apenas puedo unir sus rasgos
o hilarlos en la memoria
había una vez una mujer
tan obstinada como el mar
ahora ni una de sus binchas
sirve para sujetar los recuerdos
creo que llevaba una capa purpúrea
para indicar que tras ella vivía la noche
era escurridiza como un lince amnésico
yo
sigo recogiendo las huellas
que tatuaba sobre el suelo

Marcelo Báez Meza: Puerto sin rostros (1996)

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