domingo, 20 de abril de 2014

NAVEGACIÓN NOCTURNA

                                                  "Tenía tendencia a pensar que en todas partes se                                                    escribía el mismo poema bajo formas diferentes.                                                    Que sólo había un poema que lograr a través
                                                   de todas las lenguas y todas las civilizaciones".
                                                                                                                Marguerite Duras

i

La palabra se retira en la noche.
La palabra se acuesta en su antiguo lecho.
Como un río, se envuelve en su manto de oscuros ritos olvidados.
La palabra reposa. Le crecen silenciosos ojos.
La palabra se hunde y deja caer todos sus pétalos.

ii

La noche transforma la ciudad.
Alarga infinitamente las calles.
Borra la fealdad y la basura.
Vuelve transparente al tiempo.
El pavimento se puebla de agudos resplandores.
El tiempo se resquebraja.
Sus agudos pedazos cortan el aire morado.

iii

La noche se pone en pie y camina por los recodos.
La noche lame dulcemente la tristeza.
La poesía lame las oscuras tetas de la noche.
La tristeza lame dulcemente las palabras.

iv

La noche hila las palabras en los antiguos cuentos de hadas.
La palabra se hila con los filamentos de la noche.

v

Las manos de la noche bordan el mapa de las constelaciones.
Ishtar vigila desde su alta torre celeste.
Las palabras bordan el manto de la noche.
Las constelaciones tejen el rito de la palabra.
Los ojos de la noche vigilan a Isis.

vi

Rueda la noche y la palabra se insomnia.
Baja la palabra a la ciudad que tampoco duerme.
Rueda la palabra y la noche se insomnia.
Baja la ciudad y rueda hacia la palabra.

vii

Altos y callados muros, escondidos alféizares.
Dinteles silenciosos, ventanas cerradas.
La noche es un animal citadino.
La palabra acecha a la noche y le tiende trampas.
La palabra es un animal inquieto.
Eriza su lomo y cabalga por la ciudad primigenia.
Camina de bar en bar, de cantina en cantina,
de lupanar en lupanar, de iglesia en iglesia,
de mezquita en mezquita, de espejo en espejo,
de imagen en imagen.
La noche es un animal en acecho.

viii

La palabra deja caer su piel y descubre su luz.
La noche deja caer su piel y descubre su alma.
La piel deja caer la noche y descubre la palabra.
La palabra descubre que su luz es el sonido.
La noche descubre que su palabra es alma.

ix

Seres densos van ocupando la noche.
Palabras densas van rodando por la noche.
Noches densas que van ocupando los poemas.
Poemas densos que van destilando sus licores.
Licores densos que van embriagando las palabras.

x

La palabra entonces inicia otra travesía.
Busca resonancias viajeras. Carabela, por ejemplo.
Navega, argonauta. Palabra-navegación.
Palabra-nave. Palabra-nao.
Palabra, ave nocturna en el navío de la noche.

xi

Palabra maga palabra Circe palabra Ulises.
Navegas la oscura océana de Joyce.
Noche maga noche Circe noche Ulises.
Que navegas la mar océana de las palabras.
Homero ciega los ojos para ver mejor la noche.

xii

Conjuro-enigma: a la sola vibrante palabra náyade
desfilan inútiles pero bellas mitologías.
Palabras cuneiformes talladas por Gilgamesh.
Noches cuneiformes talladas por héroes y dioses.
Palabras-escarabajo danzan sobre papiros dorados.

xiii

La palabra atraviesa la noche.
La noche alcanza su máxima sonoridad.
La palabra rasga la faz de la noche.
La palabra "es una herida en el hondo corazón de la noche".
La palabra es una adarga que sostiene el emblema de la noche.
La noche atraviesa la palabra.

xiv

La palabra se desgaja. Se desgrana.
Cae al cielo y resplandece.
La noche se desgaja y se dispersa. Sube al cielo.
Germinan todas las especies de los sueños.

¿Qué oscuros animales se emparejan y gimen?
Presiento entonces que la noche es interminable germen.
Siento entonces que la palabra es eterno germen.

xv

Es el silencio.
¿Cuál es la palabra que persigues
en tu navegación nocturna?

Es el silencio aunque en torno hay una lluvia de palabras.
Es el silencio aunque en torno hay un diluvio de noche.
Quizás buscas la palabra genuina, la palabra que trascienda los sentidos.
La palabra que ensombrezca más la noche interminable de la poesía.
La palabra que rompa los encantamientos.

xvi

Palabras que bailan con castañuelas.
Que caen como aceitunas, que huelen a azahar.
Las palabras navegan por el río Guadalquivir.

xvii

La noche navega las arterias.
La noche azuza los vicios. La noche los oculta y los revela.
Navega la palabra en la noche fosforescente del pecado.
Llega al origen del sonido y vibra.
Todos los arcanos se abren al conjuro de la palabra.
Todas las noches se abren al conjuro de la palabra.
El poder de cada palabra se transforma en materia, en sustancia.

xviii

Y sabes que con cánticos enfermas o curas.
Bendices o matas.
Con palabras alientas o victimas, tejes o quemas.

Con palabras viajas a parajes ignotos recién creados.

Con palabras creces y te multiplicas.
Y mueres. Y renaces.

xix

Con palabras amas. Y navegas por la noche.
Con palabras trazas nuevos mapas y nuevas noches.

Con palabras nacen los esperpentos
nacen los querubines las alondras los murciélagos.

Con palabras te vistes
como la noche, con larga túnica de plata.

Con palabras recreas el mundo
desmesurado o mínimo.
Con la noche colgada como un inmenso rosario, oras.

xx

Es larga la palabra.
Es la cola de un cometa que no tiene nombre.
Es un estallido nocturno que te despierta
y te devuelve a ti.

xxi

Recorres tu cuerpo con la noche como ungüento mágico.
Recores la noche con la palabra como ungüento mágico.
Recorres la palabra con tu magia como ungüento cósmico.

xxii

Apagas la vela apagas la lámpara
para conjugar el verbo amar.
Amas la palabra para con jugar.
Juegas e izas las velas de nuevo
y levas las anclas
para navegar una vez más
en la noche.

                                                  Quito, 1998-2000

Natasha Salguero: Nave palabra (2001)

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