nací bajo el síndrome de la vejez temprana
en una casa que se venía abajo
con las primeras gotas del invierno
fui entonces un sucio gorrión con el pico anudado
buscando que mi madre tejiera una flor
entre mis manos
ahora no quiero nada
tengo demasiados pantanos sobre el cuerpo
con algo de cemento rodeándome los brazos
podría ser una alcantarilla tapada
que devuelve a la ciudad sus inmundicias
quisiera el caballo de madera que teníamos en casa
mi hermana lo empujaba
hasta que se convertía en un dragón gigante
que nos salvaba de todos
fuimos felices
sin despegar los zapatos del suelo
ahora yo soy el que hecha fuego por la boca
el que se desgaja en las calles
queriendo reencontrar la voz perdida
y mi cuerpo es una hélice
rasgando los puños del viento
he partido tantas botellas en las cabezas ajenas
que a veces pienso que toda la tristeza
es por las astillas de cristal que me salpicaron
el corazón en las batallas
el somnífero veinticinco es una garra
ha desatado una pelea de leones
yo soy la jaula
¿me prestas tu carne para esconderme?
no quiero que esta noche
mis ojos me encuentren
masticando tiniebla
mientras caigo a los barrancos
el sol
mañana será una flama creciendo
en un polo ajeno a mis pestañas
y su luz de cobre
ese dardo envenedado
sediento por secarme las escamas
cuando estamos al borde del suicidio
el cuerpo es un témpano de polvo
y la boca del tiempo
se encarga de emitir el último soplo
que termina por derribarlo
cataclismos
el tiempo se puede adherir
como un chicle en la pared
y estirarlo hasta hacer una madeja
con él en los brazos
alargar el tiempo
para que el espanto sea menos necesario
y el peso de una vejez llegada de repente
no se manifieste con olvido
alargar el tiempo como un hilo
que entre por el hueco de una aguja
y me deje cocer las ventanas del mundo
esperanzado en que cese la lluvia
Víctor Vimos: Desfiguraciones (2010)
No hay comentarios:
Publicar un comentario