Aquí, en el punto ciego del espejo,
la distancia cubre el reverso de la piel.
El ruido es la voz frugal de las paredes,
parece que todavía existieran los calados.
En el punto ciego de la casa,
se oye la voz de tu madre, de tu padre.
Presientes el instante que sucede para llegar al cuarto,
el cambio que oirías en la sala si te toparas con alguien;
presientes la distancia abstracta entre ruido y silencio:
la medida también es abstracta
pero tú la sabes.
2.
Hoy has querido volver a ciertos libros, ciertos poemas,
y comparas su recuerdo con la reacción de ahora.
Es diferente cuando supones años por venir,
y continúas la vida sin abandonar costumbres
(siempre ha sido así, siempre ha sido diferente
aunque a ti te parezca lo mismo).
Hoy has decidido acomodarte como un fardo de ropa.
Las palabras poseen otro significado y lo advierten:
Esa letra "y", esa "o", ese yo mal escrito.
Podrías poner todos tus actos entre comillas,
como aquella vez que esperabas la comida,
aquel día que te rascaba la espalda.
3.
Esperando la comida has debido perder más tiempo que un reloj varado,
pero aprovechar el tiempo consiste en saber perderlo.
A veces quisieras tener una frase para cada ocasión,
que así como pides el almuerzo pidieras un rato solo,
y que el gesto fuera igual de cordial, que pasara tan desapercibido
como rascarse la espalda o buscar un reloj en la pared
en el instante en el que da la hora inesperada y
lo miras.
Kirvin Larios: Aproximación a la distancia (inédito)
Recogido en la antología Poetas bajo Palabra (Barranquilla, Casa de Hierro, 2013)
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