lunes, 8 de diciembre de 2014

LA MAFIA DEL HIDRÓGENO

                                  XIX

Estoy esperando el fin del mundo
cada vez más
A la mañana lo primero que hago
es caminar hasta la ventana
para mirar el cielo
y cerciorarme de que su color
no ha cambiado

Luego repaso las maniobras apocalípticas:
1. Armas. Metralletas, granadas y cuchillos.
Esto es importante. Hay que apurarse antes
de que otros sobrevivientes se aviven.
2. Un camión. Grande, si es blindado mejor.
3. Latas de conserva, semillas y agua. Mucho de todo.
4. Libros. Manuales de todo tipo, especialmente de
medicina y agricultura.
5. Un generador y una bomba de agua y bengalas.
6. Huir de la ciudad antes de que los cuerpos
empiecen a pudrirse.

Es crucial no entrar en pánico.
Hay que mantener la calma.
Sobre todo si hay monstruos.
Si son extraterrestres es más jodido.
En el caso de peste, bueno,
ponele las fichas a la inmunidad natural.
Y si son bombas nucleares
o anarquía mundial o zombies
o abejas invisibles
cruzá los dedos, cerrá los ojos
y seguí el plan.

Esta noche, mientras las estrellas todavía brillen,
voy a sentarme en la terraza
para rezarle a los dinosaurios
por un cataclismo bondadoso.

A. Salcedo: La mafia del hidrógeno (2008)

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