todo es máscara de
una causa también
incomprensible.
Sería mejor permanecer en el itnerior de una inmensa mentira, o en una visión destinada a ciegos o que únicamente se diese en la profundidad de los espejos y no hubiera de ser comprendida ni incomprendida,
o en una esfera imposible,
o en una profecía cuya virtud consistiera en no cumplirse.
Pero no:
estás perdido y una y otra vez te encuetnras contigo mismo, sólo contigo mismo, y no sabes si vas a morir porque tampoco sabes si has nacido.No haber nacido. Sí, ésta sería
la más cierta, la única
solución.
Pero no:
nos encontramos una y otra vez con nosotros mismos, sólo con nosotros mismos, rodeados de combustibles y de animales sigilosos.
Si al menos fuese posible (lo he dicho alguna vez) una fraternidad sin esperanza.
Pero no. Al parecer,
estamos obligados a existir, cansados de existir, ante un abismo que no es un abismo sino nosotros mismos,
nuestra oquedad ante límites incisos en un muro blanco, en material de ausencia, en la quietud de un instante que nos precede y sucede.
No lo entiendo.
Al parecer,
es imposible existir y también
no existir.
Qué sed de desvarío, qué sed.
Antonio Gamoneda: Canción errónea (2012)
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