va la luna traicionada.
Llueve el vino de la noche
sobre la tierra mulata.
Las sombras sobre las horas
cual negro potro cabalgan
y en el Guayaquil ya viejo,
duermen todos en sus casas.
De pronto, rompe el silencio,
una voz redonda y clara:
un mozo grueso y trigueño
en una taberna canta.
Suenan alegres las cuerdas
de su guitarra serrana,
cual si un dulce sentimiento
las de su alma pulsara.
Hay copas sobre una mesa.
Hay botellas y hay guitarras,
y una zamba está bailando
una rumba, bien quebrada.
De un grupo de bebedores
un canoero se alza
y con aire desafiante,
así le dice al que canta:
"Tócate una rumba de esas...
Quiero bailar con la Juana;
y que salga el que se oponga,
aquí está 'piña pelada'..."
"Nadie bailará con ella",
contesta el otro y avanza
y le tira un golpe seco
en el cobre de su cara...
Se forma una bronca inmensa.
Hay puntapiés y trompadas.
Gritan todas las mujeres;
ni el cantinero se escapa.
En tanto, sobre la esquina,
hundidos en sus casacas,
dos guardias civiles duermen,
mientras que la noche canta.
Alejandro Velasco Mejía: Tierra nueva (1953)
largooooooooooooo perooo ....... despues de todo ¡interesante y bonito!
ResponderEliminarVino a cantar a Guayaquil, a su río y a su bandera!
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