lunes, 14 de diciembre de 2015

ANTIGUO AMOR

            ¡Oh! ¿Cómo
ir a la vida y no llevarnos nada
de su gentil fiesta hermosa?
                                      ¿Por qué no vive
el amor como nosotros
no como aroma, sino como flor siempre? Como esa música lejana y pura
de lo que es apellido, no como nombre, abre sus alas
sin especie o designio nuestra vida.
                                      Así el amor nos llega:
como una luz que nunca ha amanecido. Sin oferta nos colma el más ligero
resplandor del recuerdo.
                                      Las cosas no te aman, pero tampoco dejan
que tú las ames. Todo
te ha negado tu amor. ¿Y entonces?
            A veces amanece y una flor nos regala su viejo nombre
aunque su olor se pudra. Pero jamás nos deja su veloz trino: flor;
ya sin savia y sin hojas,
sin color y sin sombra: sola flor, lejos de todo lo que aquí sea en la tierra
dolor o fruto, semilla o polen
para la desgracia.
            Tú, nunca digas
gavilán, ni tordo, ni vencejo, ni águila, sino
ese apellido desolado y alto: pájaro. En silencio es la noche. Algo, de repente, nos pisa
en el deseo; algo que se hace ajeno
cruza la oscuridad. Y es allí, es allí todavía
en el asombro, el cuerpo.
                                      Mira cómo a tu sombra acuden
todos los duendes de mi niñez ahora. Deja, deja que los fantasmas de nuestra infancia
lejos de aquí, y aun a pesar nuestro,
se visiten y se amen.

Diego Jesús Jiménez: Fiesta en la oscuridad (1976)

lunes, 7 de diciembre de 2015

CARROS MOJADOS

                                    A María de L. Camacho de Landázuri

¡Llueve!
Vamos a ver qué dice el corazón.
—Pero su voz no escucho—.

Tan sólo el pito de los carros
horadando la bruma.

¡Llueve!

Una ambulancia cruza;
y, en ella
va el viejo corazón,
bajo la lluvia.

                                    Ana María Iza: Heredarás el viento (1974)

lunes, 23 de noviembre de 2015

Cuando doblen las campanas,
no pregunten quién murió.
No puedo subir al bosque...
¡quién ha de ser sino yo!

Y es que vengo aquí por verte,
tantas veces yo subí
por las amables laderas
y al fin llegué donde ti.

Y sentada me arrullaba
tu brisa suave, y tu frío
¡qué calor a mí me daba!
y a mi corazón abrigo...

Y ahora, qué te diré,
bosque de mis confidencias,
qué largo me es el camino
para respirar tu esencia...

Qué larga se hace la ruta
para mis cansados pies...
¡Qué lejano estás, oh bosque,
para arrullarme otra vez!

María de Lourdes Camacho (1921-2015)


Este texto fue encontrado hace unos días entre los papeles de Lourdes, mi abuela, fallecida en la tarde del pasado miércoles 18 de noviembre. A juzgar por la letra y la ubicación de la nota, parece haber sido escrito entre octubre y noviembre de este año, luego de que mi abuela pretendiera visitar por última vez un pequeño bosque de eucaliptos en la parroquia carchense de Chitán de Navarretes, donde pasó largas temporadas de su vida. Junto a los versos, en otro papel, fue hallada la siguiente anotación: "Me ha entrado la idea de la muerte de a poco, como que la estaba esperando, y a esta hora de tomar remedios, la siento llegar despacio, en forma paulatina, pero constante".

lunes, 9 de noviembre de 2015

LA PALOMA

Contemplé el cuerpo de la paloma
que la muerte hizo descender
extrañamente, con un peso desconocido
hacia un trozo increíble de la tierra.
Liberado del cielo pedía sombra
el temblor abatido de su gris azulado.
La meditación, el deseo
huyeron de mí como animales fatigados
ante esa nueva irrealidad que cubría el suelo.
Era en verano, yo estaba solo
y la paloma yacía muerta como en el centro
de una dulce costumbre iniciada hace tiempo.
Me senté a su lado, ni triste ni alegre,
e inicié con mi pie un absurdo movimiento
hacia el cuerpo silencioso, interrogando
en la insensata búsqueda
de un remoto estremecimiento en la sangre inmóvil.
Y la respuesta, como siempre,
me fue dada parcialmente
en la falta de sentido que adquiere el mundo
cuando uno detiene su mirada
por más tiempo de lo debido.
Pensé en otros veranos,
lejanas tardes con palomas que seguían
todavía la morada del aire
cuando la muerte era solo
un lujo del pensamiento, una rara
decepción que desmentía el fuego.
Ahora,
junto a la paloma que yacía muerta
no me era dado comprender lo esencial
sino los ilusorios aconteceres
siempre jóvenes del mundo. Y en el hueco de las alas
que contuvo el aire vivo
se cumplía la podredumbre, indiferente,
tal la conducta que empujó mi pie
desde una voluntad desconocida
para hurgar el oculto secreto.

Joaquín Giannuzzi: Nuestros días mortales (1958)

martes, 27 de octubre de 2015

CCLXVIII

¿Qué debo hacer, Amor, o qué conviene?
Tiempo es ya de morir
y estoy tardando más de lo que quiero.
Ella ha muerto, y consigo mi alma tiene;
yo la quiero seguir
y he de acortar mi tiempo lastimero,
pues verla ya no espero
en este mundo, y esperar me hastía,
que toda mi alegría,
por su partida, se ha vuelto amargura
y en mi vida no queda ya dulzura.

Sientes, Amor, pues oyes mi lamento,
que es el daño muy grave,
y sé bien que mi mal te ha entristecido:
el nuestro, que en escollo violento
hemos roto la nave
y al mismo tiempo el sol, se ha oscurecido.
¿Quién ha podido
describir el dolor al que me entrego?
Oh ingrato mundo ciego,
mucho debieras tú llorar conmigo,
pues tu belleza se llevó consigo.

Caída está tu gloria, y no lo ves,
ni digno, mientras ella
aquí vivió, de conocerla fuiste,
ni de que te tocara con los pies,
porque cosa tan bella
era del cielo, al que hoy con su luz viste.
Yo que, sin ella y triste,
ni a la vida mortal ni a mí mismo amo,
con mi llanto la llamo:
a dar en esto mi esperanza viene
y esto tan sólo en vida me mantiene.

Ay de mí, tierra es ya la faz hermosa
que daba fe del cielo
y a mostrar su bondad aquí venía;
ya está invisible en la región gloriosa,
librada de aquel velo
que a la flor de sus años sombra hacía,
para tomarlo un día
de nuevo, y de él ya nunca despojarse,
cuando pura tornarse
y bella la veamos, y más cuanto
más que el mortal vale el eterno encanto.

Más que antes bella y dama más lucida,
se me pone delante
como allí donde ser más grata siente.
Ella es una columna de mi vida,
y la otra es su triunfante
nombre, que suena en mí tan dulcemente.
Mas si vuelve a mi mente
que ha muerto mi esperanza, que vivía
cuando ella florecía,
ve Amor cómo me quedo; y yo quisiera
que quien ve la Verdad también lo viera.

Damas, las que habéis visto su beldad,
y la angélica vida,
su porte celestial viendo en la tierra,
doleos de mí, tened de mí piedad
y no de ella, ascendida
a tanta paz, dejándome a mí en guerra:
tal que, si alguien me cierra
el camino hacia ella mucho tiempo,
porque Amor me habla a tiempo
a no cortar el nudo me acomodo,
que en mi interior razona de este modo.

—Frena el dolor que así te desconcierta,
porque se pierde el cielo
por desear demás, y a él tu alma aspira,
y en él vive la que otros juzgan muerta
y de su hermoso velo
se ríe, que por ti sólo suspira;
y su fama, que admira
a cuantos de tu lengua el eco llega,
que no calles te ruega
y logres que su nombre sea aún más claro,
si su mirar te ha sido dulce y caro—.

Huye lo claro o verde,
no vayas a donde haya risa o canto,
no, canción, sino llanto:
no vayas donde hay gente que se alegra,
tú viuda, sin consuelo, en veste negra.

                                                      Francesco Petrarca: Cancionero (s. XIV)
                                                      Traducción de Ángel Crespo (1995)

lunes, 19 de octubre de 2015

LA MUERTE Y SU BARCO

La muerte regresa a tientas con su barco
escupe sus negros esclavos, sus piezas de mercadería
regresa desde los sueños en forma de galeón o canoa
es en nosotros que vive con su llanto sumergido.

A veces me pregunto a quién llaman mis padres
desde la senilidad con sus tantas voces
por qué se repiten mis abuelos en los mismos hábitos
de hablar con la nada
o de esparcir sus fotografías
en el garabato de la niebla.

Aún no se esconden las cosas presentes y los veo
jugar con los nietos, que permanecerán cantando para siempre
cuando hay brea sobre estos puertos
o gaviotas confusas que se posan en los mástiles y en las cuerdas
a diatribar con los gallotes.

No hay más misterios nivelados que observar el mar
y su llanto sumergido
esos dioses gemebundos
que bostezan despacio o que se llenan la boca con fabulaciones
de foca o de ballena.

Es este miedo a respirar las sales que ya conozco
a visitar esos puertos donde se quedó mi cuerpo de tritón
o de almirante
escribir los mismos poemas
que circularon con las estrellas de la espuma, o recordar
esa balada que va de boca en boca de los longorongos
que gritan sus orgasmos repletos de fiebre.

Vegetar en mi espejo que se vuelve un caracol henchido
o una furia oceánica que se repite como un triste maremoto.

Por eso atestiguo el recolectar con mi caña de pescar estas imágenes
de estas verdades que tiemblan y se agitan en el fondo
de todas las nadas como peces que resguardan la tranquilidad del aire
o como burbujas secas que se quedan vacilando
en mis manos como medusas.

La muerte me llevará a todos los puertos
e irá doblando mis pantalones y mis restos de equipaje.

Seré más oscuro o luminoso cuando recorra
las huestes y las epopeyas en otros mares, seré joven o viejo
o quizás oblicuo como todo resplandor que nace.

A veces creo que cada día
la muerte nos prepara para entrar en su barco.

Javier Alvarado: El mar que me habita (2011)

lunes, 5 de octubre de 2015

INFORME DE LA ESPERA

1.
Aquí, en el punto ciego del espejo,
la distancia cubre el reverso de la piel.
El ruido es la voz frugal de las paredes,
parece que todavía existieran los calados.

En el punto ciego de la casa,
se oye la voz de tu madre, de tu padre.

Presientes el instante que sucede para llegar al cuarto,
el cambio que oirías en la sala si te toparas con alguien;
presientes la distancia abstracta entre ruido y silencio:
la medida también es abstracta
pero tú la sabes.

2.
Hoy has querido volver a ciertos libros, ciertos poemas,
y comparas su recuerdo con la reacción de ahora.
Es diferente cuando supones años por venir,
y continúas la vida sin abandonar costumbres

(siempre ha sido así, siempre ha sido diferente
aunque a ti te parezca lo mismo).

Hoy has decidido acomodarte como un fardo de ropa.
Las palabras poseen otro significado y lo advierten:
Esa letra "y", esa "o", ese yo mal escrito.
Podrías poner todos tus actos entre comillas,
como aquella vez que esperabas la comida,
aquel día que te rascaba la espalda.

3.
Esperando la comida has debido perder más tiempo que un reloj varado,
pero aprovechar el tiempo consiste en saber perderlo.
A veces quisieras tener una frase para cada ocasión,
que así como pides el almuerzo pidieras un rato solo,
y que el gesto fuera igual de cordial, que pasara tan desapercibido
como rascarse la espalda o buscar un reloj en la pared
en el instante en el que da la hora inesperada y
lo miras.

Kirvin Larios: Aproximación a la distancia (inédito)
Recogido en la antología Poetas bajo Palabra (Barranquilla, Casa de Hierro, 2013)

lunes, 28 de septiembre de 2015

PROSPECTO

Soy un ansiolítico.
Actúo en casa,
hago efecto en la oficina,
me presento a los exámenes,
comparezco ante los tribunales,
reparo tacitas rotas.
No tienes más que ingerirme,
ponme debajo de la lengua,
no tienes más que tragarme,
con un sorbo de agua basta.

Sé enfrentarme a la desgracia,
soportar malas noticias,
paliar la injusticia,
llenar de luz el vacío de Dios,
elegir un sombrero de luto que favorezca.
¿A qué esperas?,
confía en la piedad química.

Todavía eres un hombre/una mujer joven,
debes seguir en la brecha.
¿Quién dice que vivir requiere valor?

Dame tu abismo,
lo acolcharé de sueño,
me estarás para siempre agradecido/agradecida
por las patas sobre las que caer de patas.

Véndeme tu alma.
No te saldrá otro comprador.

No existe ningún otro diablo.

Wisława Szymborska: Si acaso (1975)
                                               Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski (1997)

lunes, 21 de septiembre de 2015

AUTOBIOGRAFÍA


Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.


Luis Rosales: Rimas (1951)


lunes, 7 de septiembre de 2015

AUTORROMANCE DE JUANITA FERNÁNDEZ

Por quietas calles andaba
Juanita Fernández, que era
muchacha como de pájaros
y naranjas y colmenas.
Nadie veía su guardia
callada, de serafines.
Nadie veía en sus sienes,
invisible, el arco iris.

Nadie, ni padre, ni madre,
ni parientes, ni padrinos,
sabían que a aquella niña
la había marcado el Destino.
"¡Qué inteligente, Juanita!
¡Qué fina piel de duraznos!
¡Qué dos ojos de lucero
en un cielo de verano!"

Y andaba Juanita, andaba,
con sus muñecas, su perro
Tilo y sus libros de estudio
por las callejas del pueblo.
Andaba Juanita, andaba,
con un ángel de custodia,
y su pobreza tan rica
y sus ensueños de novia.

Primero, novia del aire,
y después de un capitán.
Andaba Juanita, andaba,
y era rica más y más.
¿Qué importan la casa pobre,
los vestidos de algodones,
los zapatitos de cuero,
la blusa sin prendedores?

Veinte años casi sin crónica,
con solo el hijo y la paz
de sus versos y sus flores
de alambres y de cambray.
Alegre, tierna y callada,
amante y sin ambición,
gorjeaba en cantos y canto
de vida y callado amor.

Ya sobre el pecho una estrella,
ya otra más sobre la sien,
ya mil clarines al viento,
y el toque de somatén.
Ya el llanto por sus mejillas,
Ya grises fuegos, su luna,
mañanas de helada niebla,
noches a desvelo y bruma.

Ya zapatos de gamuza,
y vestidos de París,
ya la sonrisa perdida,
ya el deseo de morir,
el amor, como una rosa;
la vida, cáliz y cruz.
Tilo, borrado en la sombra.
Brumosa la Cruz del Sur.

Y en el Río de la Plata,
sólo el barco de su fe
aunque sigan los clarines
y el toque de somatén.
¡Qué sola y sola Juanita,
en su casona vacía!
América por sus alas
pasa, y Juanita, perdida.

Ya no sabe de laureles
ni de nardos en el alba.
Traen orquídeas a sus manos
y mendiga un vaso de agua.
Secreto, ¡ay secreto, oh Dios,
oculto el romance puro!
Vele el ángel con su túnica
el préstamo sin futuro.

Y cuando muera Juanita
a gritos todos dirán
que fue bendito aquel día
ocho de marzo, San Juan
de Dios, en tierras de Melo
que la historia alabará.
Y ha de dormirse llevando
sobre la mortaja, un sol;
el de un amor silencioso
que nadie le adivinó.

Juana de Ibarbourou: Romances del destino (1955)

lunes, 31 de agosto de 2015

DE SÍSIFO

Con las llagas
y fisuras
en las manos, con ellas,
empujo la piedra hasta la cima.
La cargo a veces
hasta quebrarme la espalda.
Otras resbala
y golpea mis dientes,
los recojo, armo y me fumo mi sonrisa de nuevo.
Continúo así todo el día y parte de la noche
(¡No entiendo la diferencia!)
Llego, la piedra rueda.
Entonces descanso.
Froto las hojas medicinales
en mis manos,
me trago las pastillas recetadas,
las sin receta.
Amar es cargar la piedra que volverá a caer
vivir es        "      "      "       "        "        "   "
soñar es      "      "      "       "        "        "   "

y entusiasmarse es cargar la piedra que volverá a caer.

Ella rodará siempre,
yo la subiría siempre
pero mi tiempo es finito...
aunque el castigo sea eterno.

María de los Ángeles Martínez: Subcielo (2002)

lunes, 24 de agosto de 2015

MIS ADORADOS MUERTOS

guardo en mi armario todo un arsenal de muertos
son cadáveres empolvados
mis manos han ensuciado
lo que alguna vez fue
el nombre de uno de ellos

¿qué lleva ahí, señor, un muerto?
me pregunta un niño curioso
no, llevo varios, le digo
y el niño huye llorando

mis muertos son hermosos
son tiempo y espacio
condensados en un árbol
en los residuos
de su tallo
yo los veo y me maravillo
de cómo pueden vivir más que yo

retazos de vidas pasadas
embalsamados en la memoria oblicua
y barnizados con miel gris
tinta china y una funda de plástico

¿una vida insignificante puede llegar a ser trascendente
si la guardo en mi armario?

yo no mato
solo colecciono los restos de los
que no pudieron sobrevivirse más

de los que sabían sufrir
de los que escribían
poesía

Juan Romero Vinueza: Revólver (2015)

lunes, 17 de agosto de 2015

OJALÁ YO FUERA UNA DE ESAS COSAS

Siempre estarás allí para mí cuando busque tu perfil en feibú.

Tan pronto mi índice pone su peso sobre la tecla de tu primera inicial aparece ese rectángulo blanco con tu nombre.

¡Qué inteligente feibú!

No solo reconoce rostros diez veces mejor que el ojo humano —con el único y pulcro fin de etiquetarte en una foto o venderle tu sonrisa a la CIA—, sino que también se acuerda de los perfiles que más visitas. Recuerda las caras a las que eres adicto.

Y ese minitú que aparece junto a las frívolas letritas morenas me sacude.

Click inmediatamente.

¡Ahí estás!

¡PAM!

Mi droga favorita.

¿Lugar común?

VALE VERGA porque ahí está tu foto grandota.

Es una mamacha en un vestido coloridísimo-caleidoscopio de vestido. Fotos de portada y el paraje tras ella es la belleza de un excelente pollo broster.

La foto es preciosa porque tú, precioso, además de simpático, eres fotógrafo. Recojo con mis manos entumecidas las canciones que se te caen de la boca. Miro con cierta pena tus estados sobre cuán enamorado estás. No es la pena que nace de uno por envidiar. Es una pena cúspide, como la que se siente al ver un pájaro en el zoológico.

Me paseo por tus publicaciones con el mismo silencio que usaré en el funeral de mi abuelo.

Miento.

A veces río.

Me río de tus fotos. He llegado a hacerlo. He aprendido porque he armado desvelos con los perfiles etiquetados. Porque, sobre fotógrafo, eres farándula.

Entiendo las bromas en tus comentarios porque, aunque no hablo contigo ni con tus amigos, los he estudiado. He estudiado el libro de los muertos milnovecientosnoventayocho veces. Sé cómo resucitar a los vivos. Los conozco.

Reconozco. En la calle.

Cris. Es al que más me topo.

Topografías de un perfil.

A ti te he visto en la calle. Y en conciertos. Cada vez que una banda alternativa-indie-new-genre toca, sé que estarás ahí. Esos días despierto con la cabeza hecha sonrisa. Con una pata de conejo en el culo. Cagado en suerte. Como si mientras dormía me hubiese tragado a Campanita. Como si todo su polvo mágicoespectaculojoligudense brillara en mi vientre.

Atravieso mi jornada sobre un mitadelefante-mitadtortuga. Tortugante. Elefuga.

Me ducho y, envuelto en ropas que me hacen sentir deseable, cojo la metro. Desde una sala de espera sin techo y con pocos invitados, escudriño a todos y a todo. En busca de tu rostro. El de un amigo tuyo – con suerte, Israel, o el de tu novio.

De alguna manera, cada vez que te veo, me toca chocar con la culpa de tus ojos.

Bailo. Bailamos.

Cada uno en su burbuja de miradas al escenario. Te veo tomando fotos. Te veo viendo.

Te veo encontrando cosas que te hacen decir

Guau ¡Qué bacán se ve eso!

Guau ¡Qué bacán se ve eso!

Guau ¡Qué bacán se ve eso!

Ojalá yo fuera una de esas cosas.

Azael Álvarez Ramírez: Multiplicidad del sujeto (2015)

lunes, 10 de agosto de 2015

VIRGEN FUNERAL

El humus de la muerte ha sido recubierto por otra primavera.
José Ángel Valente, Lugar

1
Dejo la ambulante historia,
caminar de las mujeres que se mueven como diosas,
material de los espasmos donde explora un hombre.

Dejo la gregaria historia:
el placer es superior a cualquier patria
y la patria es pormenor de cualquier hombre.

Aquí la hembra no se mujer ni es diosa,
no es el canon de la corva
ni el carnoso soportal de la experiencia;

Aquí la patria no es ritual ni habitación,
no es la prosa con fronteras
ni la masa que persigue la elocuencia.

La hembra es apocalipsis
y la patria calla:

Cuando el hombre se aproxima a los infiernos
el hombre es una historia de sí mismo.


2
Solo un muerto logra amar ininterrumpidamente;
solo basta exorcizar la inteligencia.


3
Sobre mí pusieron mano tierra y cielo,
y fue el poema.

Ya vendrá toda la carne al ataúd.


4
Hembra es el morir:

Tengo cuerpo cuando asumo mi exterminio,
tengo paraíso en mi degüello,
tengo aceptación en la estrechez.

Goza en el vacío, el hombre,
y hembra es el morir.


5
Polvo: buscarás la tierra,
y después la zanja virgen,
la rapiña experta de tu lengua,
y después la encarnación.

Polvo:
sentirás la intimidad que te agasaja,
que se amolda a la carcoma,
a tu postura.


6
Mis omóplatos vacíos son papel para el poema,
para el auge femenino en la república del canto.

Porque el hombre no hace falta
la poética del cuerpo es el despojo,
porque el hombre no hace falta
el despojo versifica con la luz.

Ella nace en el cerebro que no piensa,
ella me ama en donde todo me consume.


7
Me destruyo para la hembra en el infierno,
la tigresa de la várice en mi espalda,
la invitada de mi patria en soledad.

Sentiré placer en donde acabe el cielo,
en la llaga que se calma en mi erección de purulencias;

Sentiré la septicemia,
la más fértil soledumbre.


8
La metástasis de mi entrepierna me ha pedido una mujer,
la injusticia masculina en alabanza.
La expresión de mis vacíos me ha pedido una mujer,
la palabra que chasquea y que obedece.

Ya soy caos, ya estoy listo para amar,
levantar la boca pronunciando a una montaña
donde el barro interactúa con las sombras.

Ya soy caos: ya estoy listo para amar,
porque amar es duplicar miserias.


9
El progreso de mis uñas prevalece
con el hambre de inventar la madrugada;
y mis manos se transforman en matojos
que aparecen al albor de una mujer.

Aún deseo,
desvanezco el intelecto para entrar en la mañana,

Aún deseo
para entrar en las caderas de la adversa oscuridad.


10
El deseo se levanta en la tibieza enamorada:
el amor es la raíz de los demonios.


11
Y de pronto un cónyuge de muerte me desbasta:
primero humedecer y luego mutilar,
primero compartir un territorio
y luego levantar el sitio de la abierta obscenidad.

Me convido carnalmente para ornar otra existencia:
ya no estorbo,
soy pitanza;
ya no anhelo,
soy objeto;

Ya no miento,
donde está mi piel, está mi negación.


12
Oh, placer que me haces cosa,
muerte mía que eres nacimiento genital:
no triunfó el espíritu,
no triunfó el amor,

Nada vence al frenesí de la carroña.


13
Encontré  caducidad y tuve historia:
cuando la belleza me encargaba un nombre
dije miedo.


14
Cuento mis costillas pero nadie me acompaña,
ni siquiera la proterva estría de una hembra deshonrada,
ni siquiera una papila amiga
en donde puedan frutecer mis emociones.

Donde debo hallar un alma brilla mi osamenta,
donde debo hallar amada, soy la corrosión.


15
Tan desfigurada está mi cara,
como pétalo entreabierto bajo el bulto de un caballo,
como niña lastimada para lacra de mujer.

Donde sea que aparezca una piltrafa,
vence el tiempo
y el resabio de presencia se hace nada.
Donde sea que el añico insista,
vence el tiempo
y la mácula del rostro vuelve al orden pestilente.

Tan desfigurada está mi cara,
tan pudiente la ponzoña,
tan hedionda la escasez,
que en las últimas facciones que me sobran
aparece un cristo en mis carnajes
y comienza una cuaresma para el asco.


16
Esta cruz que traigo entre las piernas
es penacho en donde un cristo hierve.
Este altar de escurriduras en mi lengua
es caliza en donde un verso hierve.

Muero a solas porque soy la llama:
un carbón de menudencias y de escorias,
una brasa entre cenizas solitarias.


17
Ya mi nada ha terminado con el hombre
y mis ácidos se han transformado en dioses incestuosos.


18
Dejo mi disfraz de carne,
mi soberbia humana de sentirme humano,
y me lanzo al material de la poesía.

Dejo atrás el sentimiento,
el ritual de perpetuar la mansedumbre,
y en escorias embellezco al corazón.

Queda atrás el pensamiento,
el humano vicio de evitar la muerte,
queda atrás el egoísmo
y ya sin religiones
resplandezco.


19
Dejo este cadáver en la mesa del futuro,
en la inspiración del próximo gusano,
en la utilidad perversa del amor.

Y que triunfe el horizonte:
donde nazca una mujer concluyan los paisajes
porque un hombre ha de morir por un abdomen.
Y que triunfe el horizonte:
suponer al otro en donde somos soledad.


20
Hasta aquí la soledad del hombre,
hasta aquí los últimos afanes de la carne.

Desde aquí la humanidad sencilla:

Verso recostado sobre verso previo,
cuerpo derrotado con el nombre de otros.


Cristian Avecillas: Todos los cadáveres soy yo (2008)

lunes, 3 de agosto de 2015

INTENSIDAD Y ALTURA

Quiero escribir, pero me sale espuma,
quiero decir muchísimo y me atollo;
no hay cifra hablada que no sea suma,
no hay pirámide escrita, sin cogollo.

Quiero escribir, pero me siento puma;
quiero laurearme, pero me encebollo.
No hay toz hablada, que no llegue a bruma,
no hay dios ni hijo de dios, sin desarrollo.

Vámonos, pues, por eso, a comer yerba,
carne de llanto, fruga de gemido,
nuestra alma melancólica en conserva.

¡Vámonos! ¡Vámonos! Estoy herido;
vámonos a beber lo ya bebido,
vámonos, cuervo, a fecundar tu cuerva.

César Vallejo: Poemas humanos (1931-1937)

lunes, 27 de julio de 2015

ANIMAL DE COSTUMBRE (fragmento)

                                 XVIII

Mi animal de costumbre me observa y me vigila.
Mueve su larga cola. Viene hasta mí
a una hora imprecisa.

Me devora todos los días, a cada segundo.

Cuando voy a la oficina me pregunta:
     "¿Por qué trabajas
     justamente
     aquí?"

Y yo le respondo, muy bajo, casi al oído:
     Por nada, por nada.
Y como soy supersticioso, toco madera
de repente,
para que desaparezca.

Estoy ilógicamente desamparado:
de las rodillas para arriba
a lo largo de esta primavera que se inicia
mi animal de costumbre me roba el sol
y la claridad fugaz de los transeúntes.

Yo nunca he sido fiel a la luna ni a la lluvia ni a los guijarros de la playa.

Mi animal de costumbre me toma por las muñecas, me seca las lágrimas.

A una hora imprecisa
baja del cielo.

A una hora imprecisa
sorbe el humo de mi pobre sopa.

A una hora imprecisa
en que expío mi sed
pasa con jarras de vino.

A una hora imprecisa
me matará, recogerá mis huesos
y ya mis huesos metidos en un gran saco, hará de mí
un pequeño barco,
una diminuta burbuja sobre la playa.

Entonces sí
seré fiel
a la luna
el sol
y los guijarros de la playa.

Entonces,
persistirá un extraño rumor
en torno al árbol y la víctima;
persistirá...

Barriendo para siempre
las rosas,
las hojas dúctiles
y el viento.

Juan Sánchez Peláez: Animal de costumbre (1959)

lunes, 20 de julio de 2015

AUTO-RETRATO AOS 56 ANOS

Nasceu em 1892, em Quebrangulo, Alagoas.
Casado duas vezes, tem sete filhos.
Altura 1,75.
Sapato n.º 41.
Colarinho n.º 39.
Prefere não andar.
Não gosta de vizinhos.
Detesta rádio, telefone e campainhas.
Tem horror às pessoas que falam alto.
Usa óculos. Meio calvo.
Não tem preferência por nenhuma comida.
Não gosta de frutas nem de doces.
Indiferente à música.
Sua leitura predileta: a Bíblia.
Escreveu Caetés con 34 anos de idade.
Não dá prefêrencia a nenhum dos seus livros publicados.
Gosta de beber aguardente.
É ateu. Indiferente à Academia.
Odeia a burguesia. Adora crianças.
Romancistas brasileiros que mais lhe agradam: Manoel Antônio de Almeida, Machado de Assis, Jorge Amado, José Lins do Rego e Rachel de Queiroz.
Gosta de palavrões escritos e falados.
Deseja a morte do capitalismo.
Escreveu seus libros pela manhã.
Fuma cigarros Selma (três maços por dia).
É inspetor de ensino, trabalha no Correio do Manhã.
Apesar de o acharem pessimista, discorda de tudo.
Só tem cinco ternos de roupa, estragados.
Refaz seus romances várias vezes.
Esteve preso duas vezes.
É-lhe indiferente estar preso ou solto.
Escreve à mão.
Seus maiores amigos: Capitão Lobo, Cubano, José Lins do Rego e José Olympio.
Tem poucas dívidas.
Quando prefeito de uma cidade do interior, soltava os presos para construírem estradas.
Espera morrer com 57 anos.

Graciliano Ramos (1948)

AUTORRETRATO A LOS 56 AÑOS

Nació en 1892, en Quebrangulo, Alagoas.
Casado dos veces, tiene siete hijos.
Altura, 1,75.
Zapato n.º 41.
Cuello n.º 39.
Prefiere no caminar.
No le gustan los vecinos.
Detesta la radio, el teléfono y las campanas.
Tiene horror de las personas que hablan alto.
Usa lentes. Medio calvo.
No tiene preferencia por ninguna comida.
No le gustan las frutas ni los dulces.
Indiferente a la música.
Su lectura predilecta: la Biblia.
Escribió Caetés a los 34 años de edad.
No da preferencia a ninguno de sus libros publicados.
Le gusta beber aguardiente.
Es ateo. Indiferente a la Academia.
Odia a la burguesía. Adora a los niños.
Novelistas brasileños que más le gustan: Manoel Antônio de Almeida, Machado de Assis, Jorge Amado, José Lins do Rego y Rachel de Queiroz.
Le gustan las palabrotas escritas y habladas.
Desea la muerte del capitalismo.
Escribió sus libros por la mañana.
Fuma cigarros Selma (tres paquetes al día).
Es inspector de enseñanza, trabaja en el Correo del Mañana.
A pesar de que lo llaman pesimista, está en desacuerdo.
Solo tiene cinco trajes, estropeados.
Rehace sus novelas varias veces.
Estuvo preso dos veces.
Le es indiferente estar preso o suelto.
Escribe a mano.
Sus mejores amigos: Capitão Lobo, Cubano, José Lins do Rego y José Olympio.
Tiene pocas deudas.
Cuando prefecto de una ciudad del interior, soltaba a los presos para que construyan carreteras.
Espera morir a los 57 años.

Graciliano Ramos (1948)
Traducción de Andrés Landázuri (2014)

lunes, 13 de julio de 2015

SERENIDAD (lectura de madrugada)

Serenidad, tú para el muerto,
que yo estoy vivo y pido lucha.
Otros habrá que te deseen:
esos no saben lo que buscan.
Si se durmieran nuestras almas,
si las tuviéramos maduras
para mirar inconmovibles,
para aceptar sin amargura,
para no ver la vida en torno
apasionadamente nunca,
duros y fríos, como piedra
que sopla el viento y no la muda...

Almas claras. Ojos despiertos.
Oídos llenos de la música
del dolor. Los dedos felices,
aunque los hieran las agudas
espinas. Todo el sabor agrio
de la vida en la lengua.

                                     «Nunca
podrás mojar tu pie en el río
en que ayer lo mojaste. Busca
la eternidad, vive en la alta
contemplación de su figura.»

Palabrería de los libros
de la que deja el alma turbia.
Serenidad que se nos vende
por librarnos de la tortura,
por llenarnos de sueño el alma
y rodeárnosla de bruma.
Serenidad, tú para el muerto.
El hombre es hombre, y no le asusta
saber que el viento que hoy le canta
no volverá a cantarle nunca.
Serenidad, no te me entregues
ni te des nunca,
aunque te pida de rodillas
que me libertes de mi angustia.
Será que vivo sin saberlo
o que deserto de la lucha.
Tú no me escuches, no me eleves
hasta tu cumbre de luz única.

Palabrería de los libros
de la que deja el alma turbia.
Yo también me hago un poco libro,
me duermo el alma...

                                     Luz difusa.
La madrugada se desgaja
agria y azul, como una fruta.
Cantan los pinos a lo lejos.
Un niño llora. Las desnudas
mujeres y hombres silenciosos
salen despacio de las últimas
sombras. Los pájaros me esperan.
Se alzan las olas. (Me preguntan
por qué.) Campanas... (Ayer niebla,
hoy claro sol y luego lluvia...)
¿Por qué? Las hojas se estremecen...

Voy inundándome de música.

José Hierro: Tierra sin nosotros (1947)

lunes, 29 de junio de 2015

CUERPOS GUARDADOS (fragmento)

                         II

1

La poesía en su eterno oficio
inventa un fantasma
festeja su luto,
y se ofrenda al amor.

El horror también es solemne.


2

Ahora que soy cursi
mi placer decreta tu nombre
merodea en la piel del vacío
compromete y transfiere otros nombres.

Se enamora de la voz del cinismo.


3

En esta ceremonia
eres yo
soy tú,
fecundando
al animal que nos domina.


4

Iniciada
en los placeres cósmicos,
editora del vértigo
te nombro.


5

Escondo tus signos
en montañas y manglares.

Tripulante de humedades
y trazos lascivos,
escribo en la ría
mi puerto es refugio de gemidos.


6

Posesa
como en los buenos tiempos
con la acústica del mar
devoro el maná.

Cuerpos silentes
fonema virtual.
Adicción.


7

La muerte,
carnal disfraz
éxtasis oculto
en los lunares de tu espalda.


8

Su montura
es un anuncio
de incesantes cabalgatas.


9

No oigo voces
ni silencios
solo el espectáculo
de hacer el amor
con la muerte.

Maritza Cino Alvear: Cuerpos guardados (2008)

lunes, 22 de junio de 2015

LUZ EN ABRIL

El valle es una muchacha que se levanta en armas.
Llama en reposo. Calavera que ciega
al brillo de sus dientes.
La palidez del alba,
la silueta amarilla del rey de oros
forman un cuadro
en el que se abre camino la memoria.

                        *

Abril es tiempo de palomas,
tendederos, casas a medio construir;
niños en cuya piel se trazan los mapas de la tierra.

                          En Paseo Morelos, esta tarde
                          tu corazón saltó como un mantis contento.
                          Uno ardió en los disturbios de la sal,
                          había rocío en los muslos de la bella
                          y algo de musgo en el retablo de su desnudez.

                        *

Las muchachas dan brillo a sus matas de cabello.
En el cerro las casas son piedras lavadas,
manchas de cal, depósitos de espuma.

No cabe duda entonces,
de todos los meses brotados en la tierra
un mes de espejos es abril.

                        *

Mes de pergaminos en el cielo,
ráfagas de luz en la ventana y maceteros nuevos.
Los gatos caminan como midiendo sus pasos.
Las gallinas buscan gusanos en la hierba.

                          Si existiera un pedazo de bosque
                          hablaría el brillo de la nutria,
                          el sigilo del jaguar y de la boa.

                        *

Los ciclistas hacen del aire su equilibrio.
El ala del vértigo anima la procesión de sus pedales.
Bellas patinadoras lijan el asfalto con sus lances
y las nubes regresan a su espectro de sombras.

                        *

                          Este día cantaremos al sol:
                          piedra inmóvil en las llamas
                          ojo de tigre enfurecido
                          laguna en el instante
                          en que una piedra cae.

                        *

En el valle las casas parecen animales de feria.
La primavera colorea arbustos y fachadas.
La fuente luce joven como si dios lanzara
un puñado de luz contra su mármol.
Por una sola tarde no hay limosneros en el parque
y el juglar de la calle mira caer la música del sol.

                        *

Ropa y piel se confunden.
Al candor de la tarde se abre paso
el entallado brío de las mujeres.
La plaza grande es una dama pública
con los dientes brillantes,
un reloj con el tiempo en otro tiempo.

                                            Margarito Cuéllar: Estas calles de abril (1995)

lunes, 15 de junio de 2015

CANT ESPIRITUAL

Si el món ja és tan formós, Senyor, si es mira
amb la pau vostra a dintre de l'ull nostre,
què més ens podeu da' en una altra vida?

Per'xò estic tan gelós dels ulls, i el rostre,
i el cos que m'heu donat, Senyor, i el cor
que s'hi mou sempre... i temo tant la mort!

Amb quins altres sentits me'l fareu veure,
aquest cel blau damunt de les muntanyes,
i el mar immens, i el sol que pertot brilla?
Deu-me en aquests sentits l'eterna pau
i no voldré més cel que aquest cel blau.

Aquell que a cap moment li digué "Atura't"
sinó al mateix que li dugué la mort,
jo no l'entenc, Senyor; jo, que voldria
aturar tants moments de cada dia,
per fe'ls eterns a dintre del meu cor!...
O és que aquest "fe' etern" és ja la mort?
Mes llavores, la vida, què seria?
Fóra l'ombra només del temps que passa,
la il·lusió del lluny i de l'a prop,
i el compte de lo molt, i el poc, i el massa,
enganyador, perquè ja tot ho és tot?

Tant se val! Aquest món, sia com sia,
tan divers, tan extens, tan temporal;
aquesta terra, amb tot lo que s'hi cria,
és ma pàtria, Senyor; i no podria
ésser també una pàtria celestial?
Home só i és humana ma mesura
per tot quant puga creure i esperar:
si ma fe i ma esperança aquí s'atura,
me'n fareu una culpa més enllà?
Més enllà veig el cel i les estrelles
i encara allí voldria ser-hi hom:
si heu fet les coses a mos ulls tan belles,
si heu fet mos ulls i mos sentits per elles,
per què aclucà'ls cercant un altre com?
Si per mi com aquest no n'hi haurà cap!
Ja ho sé que sou, Senyor, pro on sou, qui ho sap?
Tot lo que veig se vos assembla en mi...
Deixeu-me creure, doncs, que sou aquí.
I quan vinga aquella hora de temença
en què s'acluquin aquests ulls humans,
obriu-me'n, Senyor, uns altres de més grans
per contemplar la vostra faç immensa.
Sia'm la mort una major naixença!

                                                                  Joan Maragall (1911)


CANTO ESPIRITUAL

Si el mundo es tan hermoso, Señor, cuando se mira
con vuestra paz dentro de nuestros ojos,
¿qué más nos podéis dar en la otra vida?

Por eso estoy tan celoso de los ojos, y el rostro,
y el cuerpo que me habéis dado, Señor, y mi corazón
que se mueve siempre... ¡y temo tanto la muerte!

¿Con qué otros sentidos me lo haréis ver
este cielo azul que cubre las montañas,
y el mar inmenso, y el Sol, que por doquier brilla?
Dadme en estos sentidos la paz eterna
y no querré más cielo que este cielo azul.

Aquel a quien en ningún momento le dijisteis "¡Detente!"
sino al mismo al que llevasteis a la muerte,
yo no lo entiendo, Señor; ¡yo, que quisiera
detener tantos momentos de cada día
para hacerlos eternos en mi corazón!...
¿O es que este "hacer eterno" es ya la muerte?
Mas entonces, ¿qué es la vida?
¿Es la sombra del paso del tiempo,
la ilusión de lo lejano y lo cercano,
la cuenta de lo mucho, lo poco y lo excesivo,
engañosa, porque ya todo lo es todo?

¡Da lo mismo! Este mundo, siendo como es,
tan diverso, tan extenso, tan temporal;
esta Tierra, con todo lo que nace en ella,
es mi patria, Señor; ¿y no podría
ser también una patria celestial?
Hombre soy y es humana mi mesura
en todo lo que creo y espero:
si mi fe y mi esperanza hasta aquí llegan,
¿me condenaréis en el más allá?
Más allá veo el cielo y las estrellas
y aún allí quisiera ser hombre:
si habéis hecho las cosas a mis ojos tan bellas,
si habéis hecho mis ojos y mis sentidos para ellas,
¿por qué cerrarlos, buscando otro lugar?
¡Si para mí como este no hay ninguno!
Ya lo sé que existís, Señor, pero dónde ¿quién lo sabe?
Todo lo que veo se os asemeja en mí...
Dejadme creer, pues, que estáis aquí.
Y cuando llegue aquella hora de temor
en que se cierren estos ojos humanos,
abridme, Señor, unos más grandes
para contemplar vuestra faz inmensa.
¡Sea la muerte mi renacimiento!

                                                                  Joan Maragall (1911)
                                                                  Traducción de Gastón Calle (2015)

lunes, 8 de junio de 2015

ECO

—Explica'm, tu, què és el sol. —El sol.
—Explica'm què és la lluna. —La lluna.
—I per què en Pere plora amb desconsol?
—Perquè en sa vida no ha tingut fortuna.

—I les muntanyes què són? I els estels?
—No són més que els estels i les muntanyes.
—I aquestes canyes? I aquestes arrels?
—Doncs no són més que això: arrels i canyes.

—I aquesta taula? I aquest balancí?
I aquestes mans que fan l'ombra xinesa?
Digues: i el món? I l'home?
                                          —Heus aquí
l'última forma de la saviesa:

Mira't a fons, afirma sempre el que és
i aprèn amb seny que no pots fer res més.

                                                                   Joan Brossa: Rua de llibres (1980)


ECO

—Explícame, tú,  qué es el Sol. —El Sol.
—Explícame qué es la Luna. —La Luna.
—¿Y por qué Pedro llora sin consuelo?
—Porque en su vida no ha tenido suerte.

—¿Y las montañas qué son? ¿Y las estrellas?
—No son más que estrellas y montañas.
—¿Y esas cañas? ¿Y esas raíces?
—Pues no son más que eso: raíces y cañas.

—¿Y esa mesa? ¿Y esa mecedora?
¿Y esas manos que crean sombras chinescas?
Dime: ¿y el mundo? ¿Y el hombre?
                                                      —He aquí
la última forma de la sabiduría:

Conócete, acepta lo que ocurre
y aprende con sensatez que no puedes hacer nada más.

                                                                   Joan Brossa: Rua de llibres (1980)
                                                                   Traducción de Gastón Calle (2015)

lunes, 1 de junio de 2015

FLORAL

La primavera del cinquanta-dos, les noies
portaven bruses blanques i rebeques
verdes, i pel carrer sentíem el fresseig
precipitat de flors i fulles on s'amaguen
els negres cuirs de l'ametller. Vaig fer
trenta anys, que també em semblen prematurs.
Però cap vent no en fa justícia. Romanen,
inconvincents i eixuts, sota cada any
que va venint per recobrir l'edat
distreta, el blanc atònit i el verd aspre,
i aquell ventet menut pels llargs carrers
des noies flors i fulles, el record
que se me'n va, de tan confús, cap al futur,
se'm fa desig, i la memòria em verdeja.

                                                            Gabriel Ferrater: Da nuces pueris (1960)

FLORAL

La primavera del cincuenta y dos, las muchachas
llevaban blusas blancas y rebecas
verdes, y por la calle oíamos el rumor
precipitado de flores y hojas donde se esconde
la negra corteza del almendro. Cumplí
treinta años, que también me parecen prematuros.
Pero ningún viento les da justicia. Permanecen,
inconvincentes y escasos, bajo cada año
que viene para recubrir la edad
distraída, el blanco atónito y el verde áspero,
y aquel vientecillo menudo por las largas calles
de muchachas, flores y hojas, el recuerdo
que se me va, de tan confuso, hacia el futuro,
dieviene deseo, y la memoria se me verdea.

                                                            Gabriel Ferrater: Da nuces pueris (1960)
                                                            Traducción de Gastón Calle (2015)

lunes, 25 de mayo de 2015

UNA BELLA HISTÒRIA (fragmento)

La xardor, l'esgotament,
els rellotges de les viles,
el rector, l'ajuntament,
els orats i rics notoris,
el coets, la fira, el sant,
els confetti, marxa i banda,
els confits, els cacauets,
i pertot l'Imperi, l'Himne.

Si una tarda
plou la tristesa i lluen sota el baf
les carrosseries dels cotxes, tot creuant
els semàfors, el fang i el fàstic
de la ciutat humida;
si una tarda
un surt cansat de fer feina i plou,
i plou la tristesa i plou tant que els cecs
s'arrufen sota els portals dins la seva ceguesa,
com pot un aguantar els ulls de les nines
boges, els ulls de les nines lletges!
La letargia, la tarda, la pluja, la pena,
l'esfondrament general,
el neguen tant a un, que un s'aferra,
a on  sigui, a una cançoneta grisa i d'amor,
brufada d'esperit.

Amics, anit,
perdoneu aquesta petita excitació.
Us he de dir... que he decidit seguir vivint,
vestir-me com vosaltres, correctament,
amb corbata; i, com cal, traçar-me
uns plans dignes, per tota la vida, plens de sentit.
Amics, anit,
ara que encara els meus ulls poden veure
coses belles —gessamins, donzelles, libèl-lules—
i tantes d'altres coses —escenes casolanes,
familiars, escenes de violència—,
anit, doncs...

Si arrib a ser vell,
em deixaré créixer la barba tot el que vulgui.
Una malaltia, potser, mortal, persistent
serà la meva amiga.
Un bell càncer, dic jo, dins la boca
potser m'haurà crescut talment una gardènia,
per haver parlat massa.
Ah! Aleshores, potser, també passi el rosari
i tingui unes lamentables ganes de parlar de gladiols...,
de donar definitius consells carregats d'experiència.
El més probable és que camini acalat sota el pes
de records, de records d'amics meus ajusticiats,
suïcidats o desapareguts fronteres enllà,
qui sap on,
si arrib a ser vell...

Amb guix ho han escrit a la pissarra.
Amb civilitzats, correctes i cal·ligràfics signes
ho han escrit a la pissarra.
A les onze li toca morir a Esteve Canals.
Ell hauria volgut, per exemple, estimar,
matar algú. Ara ja no vol...
El recolzaran a la paret del pati i
els ocells piularan, saltaran i s'estimaran
damunt les branques dels arbres del pati.
Creurà aleshores que deixar la vida
és un gest més com treure's el capell i deixar-lo.
Però ja no podrà creure res pus
perquè els soldats ja hauran carregat,
hauran ajustat aquells exactes ploms per a ell.
Els soldats tindran una certa pressa
i Esteve Canals es torbarà intensament
i tot aleshores serà massa tard.

El vell mariner que vaig conèixer
a l'illa del Gànguil es curava les ferides
posant els peus dins l'aigua. El mar, jubilós,
li pessigollava les cames. El vell mariner
fumava i dins el fum s'hi negaven ventures,
perills, dones, jocs i cassalles, pops enormes,
peixos manta...
Un dia el llevaren del treball i la Mort
com un cranc de cent cames se li arrapà al pit.
Es va anar consumint dins una camisa blanca
a la taverna del port excitant somins tendres
amb rom i cassalla.

Al final, s'ha comprovat, els camells arriben tots
a passar pel subtil cós d'una agulla. Han ben batut
aquell repte que els féu Crist amb xocant facilitat.
Jesucrist no comprengué la gran manya dels camells.
Però allò més trist és que, que la trobin, just són ells,
la salut, l'art de passar, i en fan trust encontinent,
i tret d'ells ja ningú pus... Els camells, passat el cós,
peguen salt i, fora pols, es netegen els unglots
i demanen, ultrancers, cafè, copa, premsa, havans,
la coloma de la pau i amnistia per tothom.
Hem d'admetre amb gran disgust que ens han fet un bell engany,
tot per culpa d'aquell Crist, d'aquell càndid, bo de Crist.
Ara tot és tan confús... Un es troba a tot arreu
amb els seus representants armats amb creus i vestits
de negror per fer-nos por, tot volent-nos produir
un tristíssim cansament, que ens amarà del matí
fins al vespre i fins més tard. Els camells més atipats,
amb un frac i amb un fulard, ens permeten de flairar
el clavell que els penja al trau i ens proposen d'exercir.
Aquells més impacients mai no solen ser gentils
ni tenir el gep encalmat, ni fer res quan ve Nadal.
I és que entre ells no es miren bé: es belluguen, es disparen,
posen trampes, s'associen, es barallen, compren armes,
es desarmen i fan guerres, aministies, armisticis,
emancipen i massacren aborígens, fan negocis.

Record que quan era infant
no era gentil en la conversa ni en el tracte
i una tendra inclinació al pecat...
Endebades vaig cercar un aixopluc
i, per això,
se m'ajupiren les ales del cor.

                                                                          Miquel Bauçà: Una bella història (1962)


UNA BELLA HISTORIA (fragmento)

El bochorno, el agotamiento,
los relojes de las villas,
el rector, el ayuntamiento,
los orates y ricos extravagantes,
los cohetes, la feria, el santo,
el confeti, banda de marcha,
los dulces, los cacahuetes,
y por doquier el Imperio, el Himno.

Si una tarde
llueve tristeza y lucen bajo el vaho
las carrocerías de los coches, que cruzan
los semáforos, el lodo y el asco
de la ciudad húmeda;
si una tarde
uno sale cansado del trabajo y llueve,
y llueve tristeza y llueve tanto que los ciegos
se acurrucan bajo los portales de su ceguera,
¡cómo puede uno aguantar los ojos de las pupilas
dementes, los ojos de las pupilas espantosas!
El letargo, la tarde, la lluvia, la pena,
el abatimiento general,
lo niegan tanto a uno, que uno se aferra,
de donde sea, a una cancioncilla gris y de amor,
rociada de espíritu.

Amigos, anoche,
perdonad esta breve excitación.
Os he de decir... que he decidido seguir viviendo,
vestirme como vosotros, correctamente,
con corbata; y, como es debido, trazarme
unos planes dignos, para toda la vida, llenos de sentido.
Amigos, anoche,
ahora que mis ojos aún pueden ver
cosas bellas —jazmines, doncellas, libélulas—
y tantas otras cosas —escenas caseras,
familiares, escenas de violencia—,
anoche, pues...

Si llego a viejo,
me dejaré crecer la barba tanto como quiera.
Una enfermedad, quizá, mortal, persistente
será mi amiga.
Un bello cáncer, digo yo, en mi boca
quizá crecerá como una gardenia,
por hablar demasiado.
¡Ah! Entonces, quizá, también recite el rosario
y tenga unas lamentables ganas de hablar de gladiolos...,
de dar definitivos consejos cargados de experiencia.
Lo más probable es que camine cabizbajo por el peso
de recuerdos, de recuerdos de mis amigos ajusticiados,
suicidados o desaparecidos fronteras allá,
quién sabe dónde,
si llego a viejo...

Con tiza lo han escrito en la pizarra.
Con civilizados, correctos y caligráficos signos
lo han escrito en la pizarra.
A las once le toca morir a Esteve Canals.
Él habría querido, por ejemplo, amar,
matar a alguien. Ahora ya no quiere...
Lo apoyarán sobre la pared del patio y
las aves piarán, saltarán y se amarán
sobre las ramas de los árboles del patio.
Creerá entonces que dejar la vida
es un gesto más como quitarse el sombrero y dejarlo.
Pero ya no podrá creer nada más
porque los soldados ya habrán cargado,
habrán ajustado precisos plomos para él.
Los soldados tendrán cierta prisa
y Esteve Canals sentirá intensamente
que ya es demasiado tarde.

El viejo marinero que conocí
en la isla de Gànguil se curaba las heridas
poniendo los pies en el agua. El mar, jubiloso,
le cosquilleaba las piernas. El viejo marinero
fumaba y en el humo se dibujaban venturas,
peligros, mujeres, juegos y cazalla, pulpos enormes,
peces manta...
Un día se quedó sin trabajo y la Muerte,
como un cangrejo de cien patas, se agarró de su pecho.
Se fue consumiendo dentro de una camisa blanca
en la taberna del puerto avivando sueños tiernos
con ron y cazalla.

Al final, está comprobado, los camellos atraviesan todos
el gran desierto con su pesada carga. Superan
el reto que les puso Cristo con sorprendente facilidad.
Jesucristo no conocía la astucia de los camellos.
Pero lo más triste es que solo ellos conocen
la lozanía, la travesía pasada, y de ello se aprovechan inmediatamente
solo ellos, nadie más... Los camellos, recorrido el desierto,
saltan, se sacuden, se limpian las pezuñas
y piden, altaneros, café, copa, prensa, habanos,
la paloma de la paz y amnistía para todo el mundo.
Debemos admitir con gran pesar que nos han engañado bien,
todo por culpa de aquel Cristo, de aquel cándido bueno de Cristo.
Ahora todo es tan confuso... Uno se encuentra por todas partes
con sus representantes armados con cruces y vestidos
de negrura para darnos miedo, queriéndonos producir
un tristísimo cansancio, que nos acompañará desde la mañana
hasta el atardecer y hasta más tarde. Los camellos más presuntuosos,
con frac y fular, nos permiten oler
el clavel que les cuelga del ojal y nos proponen ejercer.
Los más impacientes no suelen ser gentiles nunca
ni tener la joroba quieta, ni hacer nada cuando llega Navidad.
Y es que entre ellos no se avienen bien: se retuercen, se disparan,
ponen trampas, se asocian, se pelean, compran armas,
se desarman y hacen guerras, amnistías, armisticios,
emancipan y masacran aborígenes, negocian.

Recuerdo que cuando era niño
no era gentil en la conversa ni en el trato
y una tierna inclinación al pecado...
En vano busqué cobijo
y, por eso,
se me cerraron las alas del corazón.

                                                                          Miquel Bauçà: Una bella història (1962)
                                                                          Traducción de Gastón Calle (2015)

lunes, 11 de mayo de 2015

TOT L'ENYOR DE DEMÀ

Ara que estic al llit
                                malalt,
                                estic força content.
—Demà m'aixecaré       potser,
i heus aquí el que m'espera:

Unes places lluentes de claror,
i unes tanques amb flors
                                        sota el sol,
                                        sota la lluna al vespre;
i la noia que porta la llet
que té un capet lleuger
i duu un davantalet
                     amb unes vores fetes de puntes de coixí,
                     i una rialla fresca.

I encara aquell vailet que cridarà el diari,
i qui puja als tramvies
                                    i els baixa
                                    tot corrent.
I el carter
que si passa i no em deixa cap lletra m'angoixa
perquè no sé el secret
                                  de les altres que porta.
I també l'aeroplà
que em fa aixecar el cap
el mateix que em cridés una veu d'un terrat.

I les dones del barri
                                matineres
qui travessen de pressa en direcció al mercat
amb sengles cistells grocs,
i retornen
                que sobreïxen les cols,
i a vegades la carn,
i d'un altre cireres vermelles.

I després l'adroguer,
que treu la torradora del cafè
                                      i comença a rodar la maneta,
i qui crida les noies
i els hi diu: —Ja ho té tot?
I les noies somriuen
                                amb un somriure clar,
que és el baume que surt de l'esfera que ell volta.

I tota la quitxalla del veïnat
qui mourà tanta fressa perquè serà dijous
i no anirà a l'escola.

I els cavalls assenyats
                                  i els carreters dormits
sota la vela en punxa
que dansa en el seguit de les roderes.
I el vi que de tants dies no he begut.

I el pa,
            posat a taula.
I l'escudella rossa,
                            fumejant.

I vosaltres             amics,
perquè em vindreu a veure
i ens mirarem feliços.

Tot això bé m'espera
                                   si m'aixeco
                                   demà.
Si no em puc aixecar
                                   mai més,
heus aquí el que m'espera:

—Vosaltres restareu,
per veure el bo que és tot:
i la Vida
i la Mort.

                                                      Joan Salvat-Papasseit: L'irradiador del port i les gavines (1921)


LA AÑORANZA DEL MAÑANA

Ahora que estoy en la cama
                                           enfermo,
                                           estoy bastante contento.
—Mañana me levantaré            quizá,
y he aquí lo que me espera:

Plazas resplandecientes de claridad,
y cercas con flores
                                     bajo el sol,
                                     bajo la luna del anochecer;
y la chica que lleva la leche
que tiene un gorrito ligero
y viste un delantal
                     con bordes hechos de encaje de bolillos,
                     y una risa fresca.

Y aquel chiquillo que entrega el diario,
y que sube a los tranvías
                                        y se baja
                                        apresurado.
Y el cartero
que cuando pasa y no me deja ninguna carta me angustia
porque no sé el secreto
                                 de las otras que lleva.
Y también el aeroplano
que me anima a levantar la cabeza
como si una voz me llamara desde una azotea.

Y las mujeres del barrio
                                      madrugadoras
que cruzan deprisa hacia el mercado
con sus cestos amarillos,
y vuelven
                  que rebosan de coles,
y a veces de carne,
y otras de cerezas rojas.

Y después el tendero,
que saca la tostadora de café
                                    y comienza a girar la manivela,
y llama a las muchachas
y les dice: —¿Algo más?
Y las muchachas sonríen
                                      con una sonrisa clara,
que es el aroma que se desprende de la esfera que él gira.

Y la chiquillería del vecindario
que armará tanto alboroto porque será jueves
y no irá a la escuela.

Y los caballos quietos
                                 y los carreteros dormidos
bajo el toldo en punta
que danza en el camino de las ruedas.
Y el vino, que hace tantos días no he bebido.

Y el pan,
            en la mesa.
Y el puchero ambarino,
                                   humeante.

Y vosotros                    amigos,
porque me vendréis a ver
y nos miraremos felices.

Todo esto me espera
                                 si me levanto
                                 mañana.
Si no me levanto
                                 nunca más,
he aquí lo que me espera:

—Vosotros os quedaréis
para ver lo bueno que es todo:
y la Vida
y la Muerte.

                                                      Joan Salvat-Papasseit: L'irradiador del port i les gavines (1921)
                                                      Traducción de Gastón Calle (2015)

lunes, 4 de mayo de 2015

En perseguirme, mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando solo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades en la vida
que consumir la vida en vanidades.

Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695)

lunes, 27 de abril de 2015

YA LEJOS DE LA CARRETERA

                                                                            Vibraciones / vibraciones-látigo
                                                                  un sonido viene de la sombra / pronto
                                                           forma una esfera : una granja : un grupo :
                                                                una armada : un universo de universos
                                                                                                      Henri Michaux

                                                                                        A la memoria de Infraín

1

Unos pantalones mugrosos & la muerte en el pecho
¡Órale!
Nos vemos ahí en el muro
/ pasando el vado /
los vientos cristalizándose a la izquierda
las aletas del polvo : tus aletas
1 oasis arponeándonos lo seco
En la hija de tu ojo / el cementerio
: Mezcalito echando flores :
La Tierra & su contrario : venados silenciosos como ruidos en sus bodas
No deberías ir / pero deberías ir


2

(En esta sombra se acurruca esta rara fruta
que es el corazón del anfibio & precoz devenir infrarrealista)

Hijos de Pablo de Rokha somos
Desde antes de escribir esto / ya volábamos
Luego el continuum de lo escrito fue menos vigilado
Bailó el aliento en la punta de la lengua
Nos transfiguramos acariciando el ayayay de cada llaga

Somos poetas
Tam-tams del negro sol
que nos imanta


3

Ni lúmpenes ni proletarios
El pequeñodios cobrasalarios
ni 1 pluma rompe en los abismo nuestros
: Las auroras infras en la Casa de Usher de la araña :
Juega al balero el dulce clítoris / se embarca como a las 5 montañas en 2 cuartos
A galope tierno & crines sueltas

Rubayat ama
a
Ramayana


4

Nuestra lengua ha sido púa
Es sandía / chorreante vagabunda de ancha risa
Aventurera que nos ha abierto escoriaciones
Lo que éramos lo somos en el crescendo de los ecos
A tales hombres : tales caderas
A esos tobillos / aquellos pasos
El aprendizaje de la limpieza del escalpelo


5

...Gris es la Teoría...
Rojo el vellón de la Cannabis / La inalámbrica


6

¿La lucha? / Contra el poder de $igno$ fari$aico$
(Máscaras vs. Cabellera)
10 años después seguimos siendo tribunales
/ dondequiera lúbricos /
En Jalapa : Minneapolis : Iquitos : Ivry-Sur de Seine : Gerona :
el Barranco & la Cañada
Perros habitados por las voces del desierto
Tlamantinimes obcecados porla flama del cato por el cuerpo
& la flama del cuerpo que es el canto
¡Tlacoyos de realidad!


7

El rastrojo del lenguaje no germina
si no es en hechos menguaje ya encarnado
La hazaña marabusina en tierras nahuas
¿De a cómo la liebre lírica? / ¿con alas?
Feliz No-Cumpleaños
El infrarrealismo no es 1 vocablo-lija
Nos han antologado nuestras noches
Cada textículo en su sitio / que bien puede ser nuestro milagro nómada


8

Es Hora Zero otra vez
Jesús Luis rasga en su luz Canciones para gandallas
Hay estrellas como hay ganas
hay abismos & hay caminos

Las pirañas de anteayer
son iguanas a futuro
Olas : olas : olas de sed


9

¿Qué decían de nosotros esos empleados televisivos?
/ hijos del feliz oficio & el próspero cheque de honorarios /
Oh Santa Risas Satánicas
¿Ni Billy Burroughs lo sabe?
El petate da de brincos
/ Son cocuyos en la aurora /
¿Será eso 1 hai-kai sirio?
¿1 poeta náutico en la sierra?
¿El orgasmo del delirio?


10

Poesía-endecasilabóiler
   hermanita de Edgar Allan & Black Sabbath
      caradiajos & chintreras
         qué de arrastres
            labrados en la entraña de la entraña


11

Toco viento
: azar turgente :
/ no el enjuague del Poder & sus taquillas
sus tarifas : sus castigos : muecas cínicas : su estertor de vanidades /


12

Que Tin-Tan queme sus sacos
Los caminos están llenos de otros seres
/ no el cubículo ni el cargo /
Recuerda cuerpo cuanto viviste
Cuánto evangelio de cielos abiertos
/ Subterráneamente : soberanamente /
Porque no será el miedo a ningún miedo
el que nos haga poner a media asta
el géiser ígneo de nuestra indignación

& este número 13 lo dice:

La poesía mexicana se divide en 2
la poesía mexicana & el infrarrealismo
/ Río Tula a remover /

Mario Santiago Papasquiaro (1953-1998)